jueves, 3 de septiembre de 2015

DÍA 3





DÍA 3


Vuelvo a la realidad de la misma manera en que los pájaros vuelven a adentrarse
 en el cielo a pesar de ser la más inmensa de las mentiras. Vuelvo también  a la normalidad 
y el café tiene el mismo sabor que antes de llegaran las horas amarillas. Nada cambia porque nos abrace la alegría, nada cambia cuando nos abraza la tristeza, somos siempre los mismos hombres. 
Tomo un sorbo de ese liquido que sabe tanto a pasado como a futuro. Todo es silencio, pero lo prefiero, a menudo las guerras empiezan a través de sonidos que nadie reconoce. 
Habitar la soledad, ma solitude como cantaba Moustaki, intentando justificar ese territorio contra el que los personajes políticamente correctos escupen una y otra vez. Yo nunca les digo nada, serán los últimos años de su vida quienes le llenen la boca con esa baba que día a día y año a año malgastaron, quienes les enseñen que la soledad es nuestra última casa.
Suena la llave en la cerradura mientras la oscuridad cierra la boca de todas las ciudades.  De nada vale respirar, porque la respiración es la sublime ecuación que nos lleva a la muerte.